El fútbol es un juego colectivo, donde los componentes de un equipo se relacionan entre sí, por medio de los pases, estos pueden ser: largos, medios y cortos. Los grandes equipos en la historia del fútbol se han caracterizado por un gran dominio del pase corto (Hungría, Brasil-70, Argentina-78, Holanda-Ajax, Francia-82,84…etc. ahora el Barça y por añadidura la Selección de España.
El pase corto de ejecución sencilla tanto con el interior como con el exterior (prohibido por muchos técnicos), pero la dificultad radica en:
1. Colocación para recibir en óptimas condiciones para la siguiente jugada. Dar “luz al pase”.
2. Elegir la mejor jugada en función de la posición y movimientos de compañeros y adversarios.
Es decir los puntos anteriores se basan en tener una buena visión del juego, MIRAR, no confundir con ver. Un jugador que sepa mirar no tendrá dificultad para realizar un juego en corto, con progresión y sobrepasando con el pase una línea o algún adversario.
Ahora bien MIRAR en el futbol es muy complejo y hay que enseñarlo desde niños. Hay profesionales con carencias que se ven en: despejes precipitados y lejos (no ven al compañero cercano), centros al área donde no hay compañeros, cambios de orientación y diagonales a ninguna parte (estando rodeado de compañeros)…etc.
Un futbolista cuando se inicia, su mayor preocupación radica en dominar el balón (elemento extraño y caprichoso que `pulula sin control), para lo cual fija toda su atención para conseguirlo, mediante la visión concéntrica. Cuando consigue que el esférico no se le escape, comienza con la conducción, el regate, control, habilidades… etc. gestos técnicos que requieren una visión concéntrica del balón, siempre mirando hacia abajo. Su problema es el balón, no lo que sucede a su alrededor. En esos inicios no existen compañeros, solo rivales que quieren quitarme ese objeto que requiere toda la atención de mis cinco sentidos.
Este es un proceso que puede ir desde los 5-6 años hasta los 12-13, superada esta etapa,( ha sido mucho tiempo mirando hacia abajo) ahora tengo que aprender a jugar con los compañeros y contra los adversarios he de cambiar la visión concéntrica, por una visión periférica.
Una visión periférica que me permita observar lo que sucede en el campo como si estuviera en la grada viendo el partido, apreciando los movimientos, amagos, arrancadas, paradas, desmarques, desmarques de dispersión, apoyos…etc, de compañeros y contrarios. Para luego decidir de todas las opciones la mejor jugada.
Una visón que me permita apreciar el tiempo y el espacio de juego, en muchas situaciones desistes de pasar a un compañero porque ves que tiene un rival encima o muy próximo (efectos del marcaje), pero realmente si miras bien ves que hay tiempo y espacio suficiente para hacer un buen pase (situación que compruebas después de la jugada), lo mismo sucede con jugadores que despejan lejos, la tiran fuera, no hay despejes orientados, no tienen dominio del tiempo y espacio, no MIRAN, están rodeados de compañeros que les están apoyando y optan por un patadon (Pepe). En ese momento no ve compañeros, solo rivales.
Objeto de estudio, un jugador en el centro del campo rodeado de contarios, efectúa un pase al pie o a la carrera, a un compañero, sin posibilidad de que lo corten los rivales. Esta misma situación en el área, con menos rivales, tira a gol (un pase abajo y a un poste, sería gol) y la manda a
Por no alargar, este es un proceso de aprendizaje, que con los entrenamientos y ejercicios adecuados hasta los 18 años no se domina correctamente. Aquí el técnico tiene que tenerlo muy claro donde está el defecto, comento una anécdota-enseñanza de mi Maestro.
Teníamos un equipo infantil muy dotado técnicamente, pero durante los partidos fallábamos en los despejes, controles y los pases cortos, los dábamos al contrario o los que iban hacia los extremos, salían todos fuera. En los entrenos durante la semana dedicaba mucho tiempo al trabajo (técnico) de los controles, pases cortos con el interior y con el exterior y la tarea la hacían bien. Llega un día Laureano y me dice, cambia los entrenamientos se van aburrir los jugadores siempre les pones los mismos ejercicios, le explico el problema que tenemos en los partidos y me dice, ya lo se, lo he visto, pero tú no. Crees que el fallo es técnico. No el fallo es de visión, miran en exceso el balón y no ven a los compañeros y rivales, se precipitan en
Otro aspecto importante para dominar el juego corto, esta también en la base y más arriba. Los técnicos por no perder partidos, no quieren jugar cerca (si la pierdo peligro de gol), optan por un juego directo: pase largo, diagonales, o buscando la segunda jugada (buscando el fallo al despeje), que podemos marcar gol, o si la perdemos, lo hacemos lejos de nuestra meta. Así los chicos adquieren el hábito de mirar (el que mira) lejos, solo ve compañeros desmarcados al otro lado del campo, o por la misma banda de área a área. Cuando le dices que juegue cerca, que atacamos en progresión, que nos relacionamos mediante los pases cortos: “doy y voy”, “doy y estoy”, que buscamos la pared, la doblada, los pasillos. Para ellos este juego es dificilísimo no son capaces de ver a sus cercanos compañeros (el bosque no me deja ver los árboles) y tienen miedo a perder el balón.
Laureano y Cruyff dicen que para ser un pase tiene que rebasar a un contario como mínimo a una línea. El tocar por tocar esperando que la jugada ya aparecerá, para mi escaso entender, es un riesgo que hoy solo puede asumir el Barça (cuando juegas en tu campo y la metes hacia dentro, o juegas atrás peligro de gol), porque estos parece que juegan balonmano, no la pierden y si la pierden mejor, porque daba su ubicación y agrupamiento de jugadores (atacan juntos) la recuperan fácil y en condiciones de hacer gol. UN EQUIPO ES MAS VULNERABLE, CUANDO RECUPERA EL BALON (se aflojan los marcajes, abandonamos las posiciones defensivas y ¡salimooosss!
En los demás casos tocar atrás (donde me deja el rival), o tocar por tocar sin sentido practico, hay quien toca para que vengan a nuestro campo a buscarnos y luego atacar el espacio que se ha generado a su espalda (mejor el repliegue) o tocar sin buscar progresión hacia la meta rival. No me parece, en modesto entender. Muy práctico a tenor del riesgo que ello supone.
Por Sergio Fernández Sobrino
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