Hace poco leía que ese excelente analista llamado Martí
Perarnau , creador del imperdible libro “Senda de campeones” que nos habla de
cómo el FC. Barcelona forma su idea y concepto de juego desde la Masía,
denominaba al club catalán como un equipo “contracultural” . Me llamó la
atención aquella definición pero enseguida observé la lógica del mismo.
Explicaba Martí y de modo claro que en ese equipo ”se le pide a los
delanteros marcar como Pique y a los defensas salir jugando como Xavi”.
Contracultural además porque en una época en la que se pide defensas- defensas
o atacantes-atacantes , el Barca nos recuerda las exigencias a las cuales deben
verse los equipos que siempre tienen un techo mayor de calidad para alcanzar.
“Para no tener que arriesgar,
arriesgaré” Pep Guardiola.
Este inmenso, e imborrable concepto de Pep, ayer se me vino
a la mente. Se jugaban 77 minutos del partido entre Venezuela y Ecuador
en territorio venezolano, el marcador señalaba un 1-1 y el local encimaba, con
ideas claras y otras no tanto, sobre el arco del visitante. El peso del partido
como era de esperarse o por lógica pura, empezaba a caer sobre los volantes de
primera línea y sobre la zaga del cuadro ecuatoriano. Lucían tanto Segundo
Castillo y Christian Noboa con cierto dilemas en el retroceso,
agobiados por el adelantamiento de línea y bloque del cuadro local. Ya había
ingresado Minda como una rueda de auxilio para ellos en esa zona,
soltando un poco a Noboa. Y cuando lo prudente, lo cuerdo para
muchos o lo entendible si así lo quieren llamar, era ingresar otro volante de
marca por algún ofensivo o máximo un cambio hombre por hombre en zona posterior
o un mediocampista para refrescar a los ya agotados ecuatorianos en
esa zona del campo, Rueda sacó a uno de sus volantes de contención como Noboa
y dio ingreso a un mediapunta con funciones ofensivas como el caso de Jefferson
Montero. Le vi la cara a varios colegas y amigos que compartían conmigo la
transmisión del partido y la cara era de evidente incredulidad, por no decir
otra cosa. No hubiera sido más simple ingresar a algún elemento defensivo?
Y justo ahí, en ese momento, se me vino el concepto a la
mente: atacaré para defenderme. Mucha gente comete el error de separar las
fases del juego, separando el contexto defensivo del ofensivo y viceversa,
cuando todo en este hermoso juego va conexo, va unido, un aspecto deriva en otro.
Si defiendo mal atacaré mal y si ataco mal defenderé mal. Y bajo esa misma
premisa, si yo ataco mantengo lejos de mi zona defensiva al rival, por ende me
defiendo así, jugando distante de mi área. ¿Puede haber una mejor defensa
que tener la posesión y posicionamiento en campo rival, hallando argumentos en
ello? Para mi criterio no. Y ocurrió exactamente lo que Reinaldo Rueda
pretendía, desde aquel minuto hasta el final del partido las mejores opciones
de gol las encontró Ecuador, Venezuela pasó de un adelantamiento de líneas
notorio a un retroceso final para poder controlar los ascensos de Montero,
Valencia y Benítez seguía moviéndose como 9 por zona
central. Inclusive el mismo Castillo empezó a jugar hacia
adelante al tener ofertas de descarga mayores, antes contaba con Noboa
cerca de el y por ende Venezuela taponaba ya en tres cuartos de cancha
ecuatoriana y enseguida quedaba en zona de riesgo para Ecuador. A partir de
este dispositivo y de esta idea, mucho más cerca estuvo Ecuador de obtener un
segundo gol que el local de hacerlo, con un mano a mano de por medio del mismo Montero.
Antes de culminar el partido, sacó a otro volante ofensivo e ingresó otro
extremo arriba como el caso de Joao Rojas. En lo poco que intervino
logró crearse dos fouls cerca del área venezolana. Conclusión: Me
defenderé atacando, el problema se lo pasaré al rival ahora. Culmina el
partido, 1-1 , un punto que le sirve de mucho a Ecuador de cara a su
clasificación hacia Brasil 2014, lo pone actualmente en segundo lugar rumbo al
tan preciado evento y muy bien encaminado hacia el mismo con una buena cosecha
de puntos. Pero más allá del punto que suma me quedo con la propuesta que debe
prosperar, que debe alentarse.
Pep dejó sentada la huella, nos abrió los ojos ante una
propuesta innovadora pero a la vez lógica, sensata, llena de realidad: El
fútbol es un todo y no la suma de las partes. Gracias Pep.
Por David Aguirre Ramirez.
@davidaguirre1
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